Primero: agarrarse al sauce, luego, dar gracias.
Y así habría sucedido si no hubiese podido agarrarse a las ramas de un gran sauce caído que se encontraba tumbado en aquella parte del río. Y allí se quedó el indio fuertemente aferrado al árbol para que no se lo llevase la fuerte corriente de las aguas, hasta que sus compañeros de viaje pudieron socorrerle y trasladarlo a la orilla.
Tras el sosiego y ya a salvo, el misionero le dijo al indio que rezase y que diese las gracias a Dios por haber obrado el milagro por el cual se había salvado de una muerte segura.
Hasta aquí no hay nada de extraordinario en lo narrado, pues los accidentes son un hecho frecuente en toda época y situación; si la historia ha traspasado el tiempo fue por la magistral respuesta del indio, el cuál, ante la reflexión piadosa del sacerdote, le corrigió diciéndole:
– ¿Gracias a Dios? No, padre, ¡gracias a las ramas del sauce, que la voluntad de Dios ya estaba conocida!
Medite el lector en la respuesta y en sus dos (2) posibles y opuestos significados.
¡Siga con salud, y aunque sea piadoso no se olvide de “agarrarse al sauce” cuando el peligro o las dificultades caigan sobre usted!
Miguel Villarroya Martín, a 09 de enero de 2016 / Madrid. España / ventasgrandes.com / RdP.005
Notas:
(1) He encontrado esta historia en una estupenda y antigua revista llamada El Instructor o Repertorio de Historia, Bellas Letras y Artes, magazine que en español se editaba en Londres, allá por el primer tercio del siglo XIX. Una amplia colección de esas revistas puede encontrarse en Google Books.
(2) La respuesta del indio es ambigua porque… ¿Cuál podemos suponer que era en este caso la voluntad de Dios, según el entendimiento del indio?
- ¿Qué se ahogase?… cosa que hubiese ocurrido si el sauce caído -Dios sabe por qué causa- no hubiese estado allí para ofrecerle esa oportunidad salvadora, o el accidente hubiese ocurrido en otro momento o punto del rio?
- ¿O que se salvase? ¡Qué se salvase…porque precisamente el sauce estaba allí para que el indio se aferrase a él!
Note el lector que cualquiera que fuese el pensamiento del indio a este respecto y su intención en lo que manifestó al misionero, sólo su acción decidida ante el peligro y su esfuerzo en mantenerse firmemente agarrado a las ramas del sauce fue lo que, objetivamente, le salvó. Y creo yo, que también Dios se sintió feliz con el desenlace y con la acción del indio.
(3) La imagen utilizada es de la fotógrafa, Sabine Fassbender, de Pinneberg/Deutschland, y ha sido tomada de la página Pixabay, donde figura como de dominio público. A ambos agradecemos su cortesía al permitir el uso de la fotografía.