―«Y más cuando más revuelta la común mar, o la familiar. Hay torbellinos en el humano trato, tempestades de voluntad; entonces es cordura retirarse al seguro puerto del dar vado. Muchas veces empeoran los males con los remedios. Dejar hacer a la naturaleza allí, y aquí a la moralidad. Tanto ha de saber el sabio médico para recetar como para no recetar, y a veces consiste el arte más en el no aplicar remedios. Sea modo de sosegar vulgares torbellinos el alzar mano y dejar sosegar; ceder al tiempo ahora será vencer después. Una fuente con poca inquietud se enturbia, ni se volverá a serenar procurándolo, sino dejándola. No hay mejor remedio de los desconciertos que dejarlos correr, que así caen de sí propios.» Aforismo 138 de Baltasar Gracián (1)
El Arte de dejar estar. Seguramente, hoy, Gracián, habría titulado al aforismo como: el arte del no-hacer. Una opción de conducta en la que no se prima el hacer, el intentar, el participar en un asunto, si no, por el contrario, el separarse del problema, el abstenerse de entrar en él, en el no actuar en determinadas situaciones, en el dejar pasar, confiando en que así el problema -más bien, nuestra percepción del problema, cambiará para mejor.
¿En cualquier ocasión? Parece que así lo indica Gracián cuando se refiere a situaciones de la vida familiar (personal) y también a las de la mar común, la vida social, entendemos nosotros (2), símil marino que sigue utilizando en otras frases de este aforismo.
Estas dos áreas aparecen otra vez cuando nos indica: «Muchas veces empeoran los males con los remedios. Dejar hacer a la naturaleza allí (en la vida social), y aquí a la moralidad (en la vida personal)»
¿Siempre? NO, no siempre. «Tanto ha de saber el sabio médico para recetar como para no recetar, y a veces consiste el arte más en el no aplicar remedios.»
El no hacer es pues la alternativa al hacer… pero sólo en determinadas situaciones. ¿En cuáles? Pues en aquéllas en las que en las mismas aparecen «torbellinos en el humano trato, tempestades de voluntad», esto es, cuando la situación en la que se requiere nuestro hacer o nuestro no-hacer se caracteriza por la pasión extrema de las alternativas o de las partes encontradas, la fuerte emotividad, los fuertes intereses -legítimos o no- o el fuerte sesgo o mala intención con los que podemos encontrarnos en alguna ocasión (3). «Entonces es cordura retirarse al seguro puerto del dar vado.»(4)
¿Huir del problema? Pero no se trata de huir del problema sino el de retirarse hasta que aquéllas olas de pasión, torbellinos de conceptos o tempestades de sentimientos alterados hayan rebajado su intensidad hasta límites tolerables. «Sea modo de sosegar vulgares torbellinos el alzar mano y dejar sosegar; ceder al tiempo ahora será vencer después.»
Gracián nos recomienda la vía de la serenidad, la del sosiego, la de la no-acción inmediata, el dejar correr, dejar estar hasta que las aguas se calmen y haya desaparecido todo aquello que las estuviese enturbiando. «Una fuente con poca inquietud se enturbia, ni se volverá a serenar procurándolo, sino dejándola. No hay mejor remedio de los desconciertos que dejarlos correr, que así caen de sí propios.» Se trata en definitiva de no hacer hasta poderlo hacer en mejores y serenas circunstancias.
Siga con salud y medite en el aforismo de Gracián, es antiguo pero vale su peso en oro.
Miguel Villarroya Martín, a 17 de febrero de 2016 / / Madrid/ España/ FrS.008 / ventasgrandes.com
Notas:
(1) El texto original del aforismo presentado, el 138 de Baltasar Gracián: Arte de dejar estar, ha sido extraído de la Primera edición del Oráculo Manual y Arte de la Prudencia, de Baltasar Gracián, publicado en Huesca, Aragón, en 1647. Véase por ejemplo: https://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02584930900269417429079/index.htm
(2) Un siglo después se acuñaría en Francia la frase: «Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même; «Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo», que, según seguimos leyendo en la Wikipedia, se refiere “a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Vincent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.”
(3) Un siglo antes, el fundador de la Orden de los Jesuitas, Íñigo López de Loyola (Ignacio de Loyola), había escrito en sus Ejercicios Espirituales: «En tiempo de desolación nunca hacer mudanza»
(4) Dar vado es hoy una frase oscura que puede interpretarse como facilitar la entrada a un puerto seguro donde refugiarse de la tormenta mientras esta dure.