Las dos ranas y su distinta reacción a la misma desgracia
Dos ranas pequeñas (1) cayeron en un cubo grande que contenía crema de leche. Y, ya dentro de él, tuvieron, con ayuda de sus patas palmeadas, que chapotear firmemente para mantenerse a flote.
Pero en un momento después, una de ellas se cansó, dejó de chapotear creyendo que todo esfuerzo para sobrevivir en aquellas circunstancias era inútil, y, con un suspiro final, se hundió «hacia el descanso» del fondo.(2)
La otra en cambio estuvo palmoteando toda la noche luchando por permanecer a flote, ―batiendo la leche― y el alba la encontró posada en un islote de mantequilla.
Más tarde, atraídas por el olor, presurosas hacia ese apetitoso islote, acudieron algunas moscas para, finalmente, servir de comida y ser devoradas por la animosa rana.
Y por la mañana, la lechera que acudió a recoger el cubo de crema de leche, al ver a las dos ranas, asustada y chillando, volcó sin querer el cubo. Ocasión, que aprovechó la rana que no se había conformado y había seguido luchando, para escaparse con rapidez.
La Moraleja que, a la historia de las dos ranas, escribió H.N. Casson, fue: El éxito comparecerá en los momentos más apurados si sabemos seguir remando en vez de darnos por vencidos. (3)
Miguel Villarroya Martín / Madrid/ España/ 13 de abril de 2016 / ventasgrandes.com / LdF.011
Notas:
(1) H. N. Casson recibió esta historia, en verso, de un lector de su revista Efficiency, en la época de entreguerras europeas del siglo pasado. Casson lo publicó en prosa añadiéndole una moraleja sensacional.
(2) Medite el lector en la expresión: «hundirse hacia el descanso del fondo» y sus consecuencias, le servirá para seguir chapoteando ―luchando― en este entorno feroz en el que estamos. Nótese, cómo, el aceptar el descanso del fondo, sólo nos hunde y ahoga. ¡Siga pues chapoteando!
(3) Eso se ha dicho de incontables formas ―recuérdese por ejemplo, del poema No lo abandones, aquel verso que dice: Cuando todo parece peor es cuando, precisamente, no hay que abandonar o alguna de las muchas sentencias del propio H.N. Casson sobre el mismo asunto: ¡Siga remando, fueron las últimas paladas las que consiguieron ganar la regata!― pero hay que repetirlo muchas más veces, pues es muy fácil de olvidar.
Por mi parte le remito a nuestro reciente artículo: Tamerlán y la Hormiga, cuyo protagonista no es el legendario guerrero uzbeko, sino la Tenacidad que ese aprendió de una minúscula hormiga.
(4) La imagen de las dos ranas es una composición de la original del fotógrafo inglés Keja. Y estaba en Pixabay como imagen en Dominio Público. A ambos, agradecemos el libre uso del original.