
1. HORAS NON NUMERO NISI SERENAS
El 19 junio de 2012 publiqué una postal sobre el poema de Amado Nervo: Nisi Serenas, en alguno de mis blogs ya desaparecidos; hoy, me ha parecido oportuno recuperarlo, actualizando mis comentarios.
La frase en latín puede traducirse como: No cuento sino las horas serenas. Esta era una sentencia que, con ligeras variantes, se colocaba en algunos de los antiguos relojes de sol. Horas serenas alude a las horas luminosas, a las horas de sol, que son las únicasque ese tipo de reloj puede señalar.
Sin embargo en la palabra serenas encontramos muy diferentes significados, algunos incluso contrarios: por ejemplo, estar a la serena es estar en la intemperie de la noche. Y entre los relacionados, además de la referencia al tiempo claro, despejado y sin nubes, se dice en el DRAE (1) que serena es sinónimo de apacible, sosegada, sin turbación física o moral, etc., y antónimo de inquieta, nerviosa, agitada, etc.
Es en este sentido, donde se apoya el poema que traemos hoy.
2. «NISI SERENAS»
Del libro PLENITUD (2) de Amado Nervo traemos aquí su poema (LVI) NISI SERENAS. (1919) Dice así:
Rememora, por tanto, en la Serenidad, tus días de dolor; pero nunca pienses en las horas de ira, de encono, de turbulencia que hayan sacudido tu espíritu, pues lo sacudirán de nuevo con su solo recuerdo.
Haz, en cambio, noche a noche, el inventario de los minutos bellos, buenos, agradables; de los ratos plácidos que la Vida te haya otorgado en las dieciséis horas de la vigilia, y fórmate con ellos un ramillete de flores para perfumar tu sueño.
Esta actitud te dará alegría, paz.
Tu último pensamiento antes de dormirte será así de gratitud.
Y si el recuerdo de alguna hora de impaciencia, de cólera, de despecho, viene a atormentarte, procura apartarlo dulcemente, y díle a tu memoria lo que el célebre cuadrante solar de Pisa, construido por Marco Salvadori, ostenta como inscripción:
HORAS NON NUMERO NISI SERENAS.
3. Comentario.
Serenidad en todas las horas en las que estamos despiertos; recordar tan sólo los mejores instantes del día; rechazar la nueva presencia de los malos momentos; ver, considerar únicamente, el beneficio que hemos logrado hoy, al realizar nuestro examen nocturno, es un extraordinario hábito que podemos trasladar a nuestra vida cotidiana.
Amado Nervo nos aconseja practicar, lo que el reloj romano hace: contar tan solo las horas brillantes, luminosas. Y no hacerlo con las oscuras, con las tormentosas. Esto puede ser discutible o poco razonable, pero le recuerdo que en esta sección no buscamos la razón sino la belleza.
4. Despedida y notas:
¡Siga con salud!
Miguel Villarroya Martín
Notas:
(1) Véase también algunas reflexiones sobre la sentencia romana, que he encontrado en la Red. Le animo a leer los contenidos completos en las direcciones que les dejo aquí:
Primera: http://www.fluvium.org/textos/lectura/lectura105.htm
Horas non numero nisi serenas, no cuento sino las horas serenas: esta inscripción que, bajo un reloj de sol, rompía con su esbelta gracia la austeridad de un viejo muro romano, la he visto vivida y saboreada en la alegría serena que gozan y difunden a su alrededor las almas que caminan en la presencia de Dios. El sentido sobrenatural de la vida -sol que está sobre el horizonte del alma cristiana- disipará con la fuerza de la fe todas las preocupaciones y las ansiedades cotidianas, para dejar al alma en la serenidad de quien lo sabe mirar todo con los ojos de Dios.
Segunda: http://elclerooriental.blogspot.com/2009/03/horas-non-numero-nisi-serenas.html
En los antiguos relojes de sol solía colocarse esta leyenda en latín: «solamente cuento las horas serenas». Estas eran, obviamente, nada más que las horas de luz, las únicas que, gracias al sol, podían marcar aquellos viejos relojes.
Tercera: http://www.ddooss.org/articulos/cuentos/William_Hazlitt.htm
¡Qué muelle y apaciguador sentimiento! ¡Cómo parecen desvanecerse las sombras sobre la lámina del cuadrante cuando el cielo se cubre, y el tiempo muéstrase vacío a menos que su paso aparezca jalonado por la alegría, y todo lo que no es felicidad se hunde en el olvido! ¡Qué excelente lección para el espíritu: no tomar en cuenta el tiempo sino por sus beneficios, ver sólo las sonrisas y desatender los ceños del destino, urdir nuestra vida con instantes luminosos y dulces, volviéndonos siempre hacia el lado radiante de las cosas y dejando resbalar el resto de nuestra imaginación, inadvertido u olvidado!