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Ventas Grandes

A Quinto Delio

28 de julio de 2024
Estatua de quinto Horacio Flaco en Venosa (Italia).
Índice

1. Lo que me ha llevado de nuevo a Quinto Delio:

Después de ver la miserable ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, en las que Caronte ha sido uno de sus lúgubres protagonistas, recordé dos cosas: el maravilloso poema de Horacio, A Quinto Delio, que vamos a comentar aquí, y el no menos sombrío y extraordinario cuento breve de Lord Dunsany: Caronte. Este último se encuentra en múltiples sitios, como por ejemplo: https://ciudadseva.com/texto/caronte/

Así que, tras la penosa sesión de TV, revolví en mis archivos  y sí, encontré que, en alguno de los blogs arruinados por los piratas de los que ya le he hablado,  había yo publicado el 7 octubre de 2012, con este mismo título, una primera lectura del célebre poema de Horacio. (Luego encontré que había reescrito  la postal el 28 de septiembre de 2013.) Así que me pude a devorarlo-disfrutarlo, de nuevo. Y tras ello, decidí rescatarlo y publicarlo en este nueva www.ventadsgrandes.com con algunos comentarios adicionales.

2. El poema: A Quinto Delio.

Este poema se encuentra en: Carminun  II , 3.   Su autor es  Quinto Horacio Flaco (65 a.C. -8 a.C.). Poeta lírico y satírico latino. Epicúreo romano, amigo de Virgilio y protegido de Mecenas. (1)

  • Acuérdate de conservar tu mente tranquila en la adversidad,
  • y en la buena fortuna abstenerte de una alegría ostentosa,
  • Delio, pues tienes que morir,
  • y ello, tanto si has vivido largo tiempo en la tristeza
  • como si, recostado en escondidos  prados,
  • te has regalado en los días festivos
  • con añejas cosechas de Falerno.(2)
  • ¿Por qué el alto pino y el plateado álamo
  • gustan unir la hospitalaria sombra de sus ramas?
  • ¿Por qué la linfa fugitiva se esfuerza en deslizarse por sinuoso arroyo?
  •  Manda traer aquí vinos, ungüentos exquisitos
  • y las flores del amable rosal que tan presto se marchitan,
  • mientras  te consientan tales goces  tus bienes, tu edad
  • y los negros hilos de las tres Parcas. (3)
  • Un día dejarás el caro soto que compraste,
  • y de la casa y de la quinta que bañan las rojas ondas del Tíber
  • te irás, y un feliz heredero poseerá
  • las riquezas que amontonaste.
  • Ya seas rico y descendiente del venerable rey Ínaco (4)
  • o que vivas a la intemperie, pobre y de ínfimo linaje: nada importa,
  • serás víctima del Orco (5) inexorable.
  • A todos nos espera igual destino,
  • los nombres de todos se revuelven en la  misma urna.
  • Y más tarde o más temprano ha de salir la suerte que nos conducirá,
  • en la barca de Caronte, (6) rumbo al eterno exilio.

3. Comentario.

Espero que la lectura de la oda anterior le haya llevado a usted a la reflexión que yo pretendía: a la consideración de la feliz  vida que llevamos,  como algo que se termina. Puede usted poner la atención en el final o en su recorrido, eso queda a su elección, pero yo,  que lo pongo en su transcurso, no olvido su final. Pero eso, ni me angustia ni me da miedo, sino que me permite dar un cierto sentido de urgencia a todo lo que hago.

Yo no sé si en mi final aparecerá Caronte con su barca para llevarme al oscuro inframundo, ni creo que lo sepa nadie, o si pasaré a una vida más luminosa acompañado de mi Ángel de la Guarda;  no me importa ahora nada, lo que sí me importa es hacer que hasta que llegue ese momento, la vida que llevo sea  lo mejor posible.

En otra oda – Carpe Diem- Horacio nos alienta a que devoremos el tiempo antes de que este lo haga con nosotros.

4. Despedida y Notas

Le sugiero buscar más fuentes sobre el poema y, en general, sobre las obras de Horacio. Verá así, por qué su aliento es inmortal. ¡Búsquelas, la belleza le espera!

¡Envuélvase en el poema, su viaje hasta el Aqueronte será mejor mientras viva y, en el encuentro final,  podrá enfrentar sin miedo al barquero!

Miguel Villarroya Martín / Arroyo de la Vega / Madrid / España / Poe.008

Notas:

(1) Quinto Horacio Flaco. Vea, por ejemplo: https://es.wikipedia.org/wiki/Horacio

(2) Falerno: Nombre recibido por el mítico vino de la región de Campania en el sur de Italia, muy apreciado en la Roma Clásica.

(3) «Las Moiras griegas (Parcas o Fatos para los romanos) eran  hijas de Nix, la Noche, diosa que concebía por sí sola. Las Moiras son tres, Cloto, Láquesis y Átropos, «la que hila», «la que asigna el destino» y «la inflexible». Son la personificación del destino, y su misión en el horizonte mitológico griego, es la de asignar el destino a los seres que nacen, deparándoles suertes y desgracias.  «Como diosas del destino velan porque el sino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses. Asisten al nacimiento de cada ser, hilan su destino y predicen su futuro. Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Láquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza Véase, por ejemplo el sitio: http://es.wikipedia.org/wiki/Moiras )

 (4) Ínaco, en  la Argólida (Peloponeso)  es uno de los Oceánidas – dioses fluviales – de la mitología griega. Fue proclamado juez en la disputa entre Hera – esposa y hermana de Zeus –  y Poseidón – dios del mar – junto con sus hermanos  Asterión y Cefisos.  El objeto de la disputa eran precisamente las tierras y el río de Ínaco«Poseidón al ver que acordaban la preferencia por Hera,  les maldijo y, a causa del encono del dios, el lecho del Ínaco se secaba todos los años y sólo en la estación de las lluvias volvía a ser visitado por las aguas.»  Véase en, por ejemplo:  http://es.geocities.com/proyectoarcadia/clasica/inaco.html

 (5) Orco: Leemos en: https://es.wikipedia.org/wiki/Orcus   que «Orcus u Orco era, en la mitología romana, uno de los demonios del inframundo, encargado de castigar los juramentos rotos. Ya en época clásica se identifica1​ con el romano Plutón y Dis Pater, con algunos influencias a través de un helénico Hades; los romanos emparejaron a Hades con Plutón.» Y también, que Hades es lugar del inframundo donde moraban las almas. También se denominaba así a Plutón, dios de los muertos, cruel e inflexible, no influenciable por las plegarias o sacrificios. Habitaba el Averno, lugar del inframundo donde moraban las almas.

(6) Caronte: «… donde empieza el Más Allá está el Aqueronte, río tenebroso, con un barquero llamado Caronte, más sombrío aún, que, además, pretende que le paguen el viaje. Por eso, los griegos tenían la costumbre de poner una moneda en la boca de los cadáveres, a fin de que estuvieran en condiciones de pagar el transporte.»  (Véase el sitio: http://platea.pntic.mec.es/~anilo/mitos/hades.htm)